viernes, 4 de diciembre de 2015

Proceso de disolución

Disoluciones

Proceso de la disolución

El proceso de disolución es un proceso sencillo, consta de dos etapas: expansión del soluto y del disolvente y la interacción entre ambos.
En un inicio, las moléculas del soluto, así como las moléculas del disolvente se encuentran unidas entre sí por fuerzas de atracción intermoleculares. La expansión del soluto y el disolvente empieza al entrar en contacto el soluto con el disolvente, las moléculas del soluto y del disolvente comienzan a separarse para permitir que las moléculas se mezclen. Este proceso se produce en la superficie de contacto entre ambas y avanza hasta que todo el soluto y el disolvente se han expandido. Inmediatamente después de la expansión las moléculas del disolvente rodean a las moléculas del soluto interactuando entre sí en el proceso de interacción, que concluye cuando se obtiene la mezcla homogénea. En la siguiente figura se puede observar el proceso de disolución de un tinte en un disolvente incoloro.

Se debe señalar que la separación de las moléculas del soluto y del disolvente en la etapa de expansión, consume energía (proceso endotérmico) y la etapa de interacción soluto-disolvente libera energía (proceso exotérmico). El balance final entre ambas etapas va a definir si el proceso de disolución es endotérmico o es exotérmico, el cuál es de mucha importancia para saber qué factores favorecen el proceso.
La solubilidad es la cantidad máxima en masa de soluto que se puede disolver en una cierta cantidad de disolvente (generalmente se toma 100g de disolvente puro). La solubilidad se ve afectada por la temperatura del disolvente, de tal manera que si el proceso de disolución es endotérmico una mayor temperatura del disolvente favorece la solubilidad, la cual aumenta con la temperatura. En el caso de procesos exotérmicos la solubilidad aumenta generalmente si la temperatura del disolvente es menor. En las siguientes figuras se pueden apreciar las curvas de solubilidad de algunas sustancias en agua a diferentes temperaturas.

En el caso de gases disueltos en un líquido, la solubilidad de estos siempre disminuye a medida que aumenta la temperatura, porque una alta temperatura favorece el estado gaseoso.

Para comprobar lo anterior le propongo las siguientes experiencias:
a)      en una pequeña olla coloque una pequeña cantidad de agua y añada pequeñas porciones de sal común (NaCL), revolviendo con una cuchara hasta notar que la última porción de sal agregada por más que agite no se disuelve. Luego coloque la olla al fuego y observe que ocurre con los cristales de sal que no se disolvieron.
b)      En una botella de refresco plástica de 2 litros, agregue agua del chorro hasta la mitad de la misma. Déjela reposar abierta por espacio de una hora, debido a que la grifería moderna posee aireadores que mezclan aire con el agua para aumentar el volumen y usar una menor cantidad de agua. Cierre bien la botella y métela a la nevera por un par de horas. Pasado ese tiempo observe si se ha producido un cambio en el volumen de la botella.
Para finalizar con el tema, en la próxima entrada se señalaran las principales unidades de concentración empleadas en las disoluciones.

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